2.5. ¿Es bueno criticar los dibujos de los niños?

Una crítica indebida o injusta es más perjudicial que un elogio inmerecido. Pero una crítica en el momento oportuno debe ayudar al niño a encontrarse a sí mismo en sus dibujos.

Si se pregunta, por ejemplo, al niño y este responde:
Mamá -- Laura, ¿qué has pintado?.

Laura -- ¡Oh, nada!, No sé.

Y tenemos la impresión que su actitud es de indiferencia o pasiva. O si nos cuenta una larga historia sobre lo que pinta, pero nada de lo que dice se refleja de alguna manera en su dibujo. Conviene preguntarle entonces por los detalles que mencionó o aumentar su sensibilidad:
Mamá -- Laura, has dicho que estabas columpiándote. ¿Dónde está el columpio? ¿Puedes señalármelo?

Mamá -- ¿Recuerdas cómo el columpio estaba sujeto al árbol? ¿Tus pies tocaban el suelo? ¿Fue dificil subir al columpio?

Pero nunca se criticará la forma cómo el niño ha pintado o dibujado. Esto causará frustración al niño y perderá la confianza en sí mismo. Todo niño debe tener libertad para expresarse según su propio estilo.


Evitese por tanto buscar la semejanza con la realidad en los dibujos de los niños:

"Laura, eso que has dibujado no parece un columpio".

Es lo peor que se puede decir a un niño. Si los dibujos de Laura no parecen reales a los ojos de los adultos, si que son reales para sus propios ojos. Son dos mundos distintos. Laura, por la crítica inadecuada se frustrará, pues es incapaz de satisfacer el modelo que le imponen.

Evitese también la crítica una vez terminado el dibujo. La crítica más constructiva es la que puede hacerse durante el proceso de trabajo. Una vez que un niño concluye un dibujo, su interés se desvanece rápidamente. El niño dibuja no para producir cuadros, sino para expresarse. El dibujo libre no se entiende para producir artistas, sino que es un medio para crecer como persona . El poner demasiado interés en el producto final de sus dibujos carece de sentido.

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