El garabato sin control: Aproximadamente a los 2 años de edad (no tiene importancia si ocurre antes o después), cada vez que un niño toma un lápiz en sus manos, siente el impulso primario de garabatear. Estos movimientos son incontrolados, ni si quiera mira donde garabatea. No debemos interferir en esta etapa. Es el movimiento por el movimiento.
- Primero traza líneas de barrido incontroladas moviendo todo el brazo alrededor del hombro, o el antebrazo en torno al codo, que a menudo salen del papel.
- Luego, perfecciona el movimiento anterior realizando trazos circulares avanzando y retrocediendo el brazo.
- Por último, combina los movimientos anteriores rotando el puño y la muñeca, produce bucles y rizos.
El garabato con control: quizás unos seis meses más tarde, el niño dibuja líneas y trazos con control, a voluntad. El niño siente gran satisfacción al descubrir este poder, descubre que es capaz de guiar su mano con un cierto control y no hace más que repetir incansablemente sus garabatos.
Lo mejor que podemos hacer es dejar al niño con su actividad. No tiene sentido, pedirle al niño que durante esta etapa dibuje figuras con perfección y control. El mismo está aprendiendo a coordinar su brazo, codo, muñeca, mano y vista. Esto no lo podemos hacer nosotros por él. Si le pedimos que repita un modelo que le damos, seguramente será incapaz de satisfacernos, lo cual le causará gran tensión. O dibujará algo que se aproxime a nuestro modelo y querrá repetirlo siempre para satisfacernos, con lo que estamos perturbando y limitando su capacidad de experimentación.
Garabatos con nombre: Un día, Daniel puede contarnos una historia espontáneamente mientras está dibujando garabatos:
- Daniel -- Esto es un dinosaurio. Tiene la boca y los dientes muy grandes, es muy fuerte, ...
Nosotros sólo apreciamos garabatos, imposible ver un dinosaurio. Ante esto debemos alegrarnos, porque Daniel nos indica que está preparándose para pensar en imágenes. De forma primaria está empezando a relacionar su pensamiento (un dinosaurio) con una imagen (garabato). Daniel está pasando de pensar en los garabatos como movimientos de su brazo, a pensar en los garabatos como una cosa (dinosaurio, muñeca, caracol, ...).
Todo esto es de vital importancia para su posterior desarrollo. Nosotros demostraremos aprecio ante este paso y prestaremos verdadera atención a sus historias, siguiéndoles la corriente:
- Papá -- ¡Oh, que dinosaurio más fuerte! ¿Cómo es de fuerte tu dinosaurio, ataca con las garras o con la cola? ¿Cómo ataca tu dinosaurio?....
Es importante subrayar que es el niño el que espontáneamente nombra sus garabatos. Si el niño contesta a preguntas del adulto sobre sus garabatos, puede hacerlo para salir del paso y no porque busca un símbolo para su garabato. Debemos respetar la libertad del niño en esta etapa y no forzarlo a que busque un significado a sus dibujos.
El garabato cumple la función de equilibrar su personalidad. Hacer garabatos es una vía más de desahogo ante multitud de situaciones que le pasan al niño y no entiende (un pinchazo del enfermero, un pequeño accidente doméstico, una discusión, ...).
El garabato cumple la función de equilibrar su personalidad. Hacer garabatos es una vía más de desahogo ante multitud de situaciones que le pasan al niño y no entiende (un pinchazo del enfermero, un pequeño accidente doméstico, una discusión, ...).
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